Living Room: un mundo escasamente poblado


Foto de 
Daniel Tchetchik tomada del sitio Web de PRISMA


Por Thyrza Guerrero


Inbal Pinto, de Israel, presenta Living Room en la edición número 11 de PRISMAFestival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá, en la categoría de compañía invitada. Esta pieza, con música original de la violonchelista y cantante Maya Belsizman, se estrenó en noviembre de 2021 en el Centro Suzanne Dellal de Tel Aviv.

El Teatro Nacional de Panamá fue, a partir de las 2:00 p. m. del sábado 15 de octubre de 2022, el escenario propicio para este capolavoro. Se trató de  una función gratuita dirigida a beneficiarios de fundaciones, en su mayoría niños y jóvenes, incluyendo a algunos enfermos y otros con discapacidades. «Era la primera vez que lo hacíamos y la gran mayoría de los más de 300 jóvenes y beneficiarios de 16 oenegés tenían la experiencia de ir a un teatro. Fue emocionante», dijo Ximena Eleta de Sierra, Codirectora del festival, quien puntualizó que la actividad se llevó a cabo gracias al Teatro Nacional y la Fundación PRISMA Danza. 

En 1992 la coreógrafa e intérprete estableció con su nombre la Compañía de Danza Inbal Pinto y fue su directora artística hasta 2018. Durante estos años creo espectáculos de danza únicos y galardonados. El mundo de la danza-teatro que se inventó se ha convertido en su firma. Desde 2018, Pinto trabaja como artista independiente.

Durante los días de encierro del Covid, Pinto inicia la creación de Living Room, originalmente conceptualizado como un solo pensado para la bailarina Moran Muller. De hecho, esta declaró al Jerusalem Post que sin Muller no hubiera creado la pieza. Eventualmente, la coreografía se transformó en un híbrido solista/dúo, cuando el bailarín Itamar Serussi se unió para la segunda mitad al regresar a Israel. Sería, pues, el primer dueto de esta creadora. Si bien es cierto sus creaciones anteriores contenían solos y duetos, siempre estos formaban parte de una gran coreografía.

Al ser Pinto la coreógrafa, directora, escenógrafa y vestuarista de la pieza, esto le da una gran ventaja creativa, que le permite una coherencia total en la propuesta. Todo sale de una misma cabeza que da vida a un mundo alternativo conformado por una mesa, una silla, una alacena de madera, una lámpara de pared y la pintura, creada por la propia Inbal Pinto, en las paredes. La cerecita del pastel es el diseño de iluminación de Tamar Orr. Cada detalle está bien cuidado. En adición a la música de Belsizman, también colaboran Umitaro Abe, Franz Schubert y Rowan Atkinson.

El encierro de la reciente pandemia sin duda alguna nos ha hecho transitar por la soledad y dejar evidencia de la necesidad de extender nuestra mano y tocar nuevamente la existencia fluida y libre que teníamos. Pinto no escapa de esta situación, y expresa ese anhelo a través de las luciérnagas, pájaros en el jardín rojo monocromático más hermoso, plasmado en su pintura y proyección final.

En el mundo escasamente poblado de Living Room, todos los elementos parecen cobrar vida, al mismo tiempo que los personajes de esta historia experimentan manifestaciones emocionales desconcertantes. Son movimientos fragmentados, a menudo no sincronizados, como si cada miembro, incluyendo el mobiliario de la escenografía, tuviera voluntad propia para crear extraños ambientes. Y es así como los elementos escenográficos interactúan ad lib con los bailarines. Lo anormal se normaliza; por ejemplo, salir de una alacena o desaparecer a través de una grieta de la pared.

La obra es una gema, llena de belleza y soledad (de sus personajes). El alma termina inmensamente agradecida con el regalo que nos hace el ingenio de Pinto. Se trata de una pieza simplemente mágica.




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