Donde el go! se convierte en woof!

 Fotos de Eduard Serra 


Por Guille Montiel

«Yo ya no sé como me siento», balbucea Akira Yoshida en su presentación de Burial of the Bark la noche del 9 de octubre en Xielo, sala alternativa que, dedicada a la enseñanza de la danza vertical y contemporánea, como sede de Cie. Gramo Danse y Danzárea, suele acoger intervenciones de PRISMAFestival Internacional de Danza Contemporánea de Panamá.

Entre ruedas (el sonido enfatizado por la fricción con el linóleo de la sala) empieza lo que aparentemente es un diálogo entre Akira y su equipaje, donde se dibuja una enfermiza relación entre un ser humano sintiente/pensante y un objeto inanimado, que va y viene por el impulso compulsivo, casi incesante, de su dueño.

Los movimientos empiezan apenas perceptiblemente con un pequeño temblor en las manos. El habla es suave e incomprensible y, como un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso, vemos aparecer esta especie de Párkinson danzante que se va intensificando cada vez. Así vamos entrando a la pieza presentada por Yoshida por segunda ocasión en el festival. La primera fue en el Biomuseo, la tarde del sábado 8 de octubre, en unas condiciones muy diferentes, el clima (viento y lluvia) imprimiendo retos a la puesta, en el atrio del lugar.

Un libro negro iluminado, una minúscula silla y un desgastado blazer son las únicas posesiones de este viajero enfermizo que trata de recordar, o enterrar, con su compañera de viaje (su maleta) aquella vida donde sus manos no solo servían de empuje en su relación, sino para muchas cosas más. Cosas que Akira se esfuerza en recitar con la esperanza de encontrar respuesta en su maleta. Hasta el punto de verlo ya no hablar sino ladrar, donde el go! se vuelve woof! y el ladrido se torna aullido.

Akira Yoshida, después de su presentación, nos confiesa que todo lo que busca en la conversación con su maleta es en realidad una conversación consigo mismo. Su acompañante de dos ruedas solo le sirve de gran espejo para él poder impulsarse como lo vemos, con gran maestría dentro del espacio, sin escatimar la mezcla del estilo urbano del break dance con lo contemporáneo.

Yo, como humilde espectador, no pude evitar preguntarme, gracias a la notable intervención de Akira: ¿es verdad que uno siempre regresa adonde fue feliz?


FICHA TÉCNICA. Pulsar la imagen:



Este blog se edita con el apoyo de




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los límites del cuerpo en la danza

Control en medio del caos

Hidden: «el retorno de lo reprimido»